A veces salimos a la calle sin saber lo que nos espera. Esa incertidumbre, esa incógnita a veces apacible, a veces molesta, convive con nosotros. Dar muestras que somos capaces de encarar nuestra propia realidad es algo que ha tenido que hacer frente cualquier generación. Hoy la población, representada por estos jóvenes, se aferra a un sueño, a un horizonte que se nos dice está complicado, pero al que no renuncia de ninguna manera. Mirar al futuro sin complejos, una actitud de superación, un ¡conmigo no van a poder! hace de este conjunto de personas, nacidas aquí y allá, diferentes pero similares, una comunidad. Ahora que todo se cataloga y se convierte en opinión, debemos de encontrar la manera de voltear la inmediatez, de conjurar los problemas a nuestra manera. Con inteligencia, esfuerzo y con solidaridad. Desde donde nos encontremos. Con quien nos encontremos. Sólo así el cielo conseguirá parecernos menos ajeno.
Madrid. Dos jóvenes en un día de sol. 
Texto: Guillermo Luna Fotografía: Verónica Lanau
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